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Los bosques lluviosos:
Riqueza en riesgo—Bosques lluviosos amenazados
Erupción de Anak Krakatau (hijo de Krakatoa) en 1992. (Foto de N. Butler)
FUERZAS NATURALES
A lo largo de su existencia, los bosques lluviosos tropicales se han visto afectados por fuerzas naturales como incendios, sequías y tormentas. Estos eventos ocurren al azar y pueden dañar grandes extensiones de bosque lluvioso. Sin embargo, el daño causado por las fuerzas naturales generalmente es diferente al causado por los seres humanos, ya que la pérdida de bosque no es completa y algunas partes del ecosistema continúan funcionando. Normalmente el bosque se puede regenerar rápidamente a partir de los remanentes sobrevivientes del ecosistema. En pocos años, la diversidad del bosque puede igualar o exceder la diversidad que existía antes del disturbio. Algunos estudios sugieren que estos eventos periódicos son un ingrediente esencial en la diversidad del bosque. Sin estos sucesos, los científicos creen que algunos bosques no podrían alcanzar su estado dinámico completo. Los científicos han encontrado que las tasas de recambio del bosque pueden ser cortas (65-135 años).
INCENDIOS
A pesar de la naturaleza húmeda de los bosques lluviosos, existen en ellos incendios forestales naturales. Generalmente cuando hay incendios pequeños en el bosque, la vegetación del suelo, arbustos, plántulas y árboles pequeños son eliminados, mientras que las especies de mayor tamaño que conforman el dosel no son afectados. El fuego limpia el suelo del bosque y elimina a los árboles más débiles, lo que permite nuevo crecimiento.
Un bosque que se encuentra bajo condiciones de estrés (por la sequía u otro factor) es más susceptible al fuego, que normalmente se enciende con un rayo o con pequeños incendios de las zonas agrícolas vecinas. Por ejemplo, los grandes incendios de Borneo de 1982-83, destruyeron más de 9 millones de acres (3.6 millones de hectáreas) de bosque (2.81 millones de ha de bosque dipterocarpo) en Kalimantan (Indonesia). Estos incendios, al igual que los incendios forestales de 1997-98, fueron iniciados por agricultores que prendieron áreas dentro y alrededor del bosque degradado por la tala durante las condiciones de sequía de El Niño. Investigación reciente ha encontrado que más de la mitad del bosque amazónico corre el riesgo de incendiarse durante sequías extremas, como la que ocurrió de julio—noviembre de 2005.
ACTIVIDAD VOLCÁNICA
Las erupciones volcánicas y el flujo de lava subsecuente, queman en ocasiones grandes extensiones de bosque, y los gases emitidos por la actividad pueden llegara a matar a la vida silvestre. Un fenómeno interesante, documentado por una expedición de National Geographic al Parque Nacional Virunga en Zaire (actualmente la República Democrática del Congo) e indudablemente en otras áreas con actividad volcánica, involucran al bióxido de carbono, un gas que en concentraciones elevadas es venenoso. Debido a que el bióxido de carbono es más pesado que el aire, y tiende a mezclarse con el suelo, forma un área letal cuando es liberado a través de los vientos volcánicos. En estas áreas, el pasto verde crece vigorosamente, debido a la abundancia de C02 y a la ausencia de herbívoros, que son atraídos al pasto intacto, pero que se asfixian rápidamente debido a los gases tóxicos. También llegan otros animales, incluyendo depredadores, que son atraídos por los animales muertos y también mueren. La zona se convierte en una trampa mortal. Sin embargo, estos depósitos de bióxido de carbono son raros, de modo que no representan una amenaza importante para la mayoría de los animales. En 1999, algunos flujos de lava en Camerún destruyeron algunas secciones de bosque virgen.
SEQUÍA
La sequía puede afectar a los bosques, debido a que debilita el sistema hasta el punto en el que se vuelve más susceptible a otros eventos como incendios y enfermedades. Muy frecuentemente la sequía es provocada por actividades humanas, como la deforestación, aunque también es un suceso que ocurre naturalmente, como El Niño, que periódcamente causa sequía en los bosques lluviosos tropicales de Asia y América. El Niño ha sido señalado como una de las causas detrás de los grandes incendios de Borneo de 1982-1983 y 1997-1998.
Inicialmente la sequía debilita a las plantas del dosel, ya que reduce la humedad local y la precipitación. Si la sequía es muy larga, la hojarasca se seca y mata a los descomponedores, reduciendo así la efectividad del reciclaje de nutrimentos dentro del sistema como un todo.
La sequía puede beneficiar al bosque. Algunos estudios han demostrado que El Niño puede aumentar la producción de frutas en los bosques que son afectados por diferencias estacionales de precipitación. Los eventos de El Niño producen años secos y soleados en América Central, el norte de Sudamérica, el Amazonas, Indonesia, Malasia, Nueva Guinea, partes del ecuador de África occidental e India. La reducida nubosidad es benéfica para la producción de frutos, ya que llegan a la planta niveles altos de radiación fotosintéticamente activa (PAR). El Niño y los altos niveles de PAR se han asociado con el florecimiento de los mástiles.
Sin embargo, la situación es diferente en los años que le siguen a El Niño, debido a que los eventos secos y soleados de este fenómeno, tienden a alternar con años húmedos y de nubosidad en los trópicos. Además, la elevada producción de frutos consume las reservas almacenadas en las plantas, lo que limita el siguiente evento reproductivo.
Algunos científicos están preocupados porque el cambio climático podría empeorar las sequías en el Amazonas. En 2005, la acumulación de aguas cálidas en el Atlántico tropical contribuyó con la época récord de huracanes, mientras que disminuyó la disponibilidad de humedad en la cuenca del Amazonas. Estas condiciones podrían empeorar con el incremento de la temperatura global. Una investigación publicada en diciembre de 2005 sugiere que las temperaturas cálidas del Atlántico tropical podrían volverse más prevalentes a medida que las corrientes que normalmente conducen el agua cálida desde el Ecuador a través del Ártico se debilitan. En la Universidad de Illinois, Urbana-Champaign se llevó a cabo una simulación, en donde se encontró que las probabilidades de que se cierren las corrientes de agua del norte del Océano Atlántico antes del fin de siglo son del 45 por ciento, si no se hace nada para disminuir las emisiones de gases invernadero. El colapso del llamado "Cinturón Transportador de Calor del Atlántico" podría exponer algunas partes de Europa a inviernos significativamente más fríos, mientras que podría exacerbar las condiciones de sequía en África ecuatorial. Continuando con el Amazonas, el bosque lluvioso normalmente húmedo podría secarse y volverse más susceptible ante los incendios forestales.
TORMENTAS TROPICALES
Las tormentas pueden causar daño extensivo en los bosques lluviosos, debido a la caída de árboles. Cuando un árbol emergente o del dosel cae, docenas de árbles vecinos unidos con lianas se vienen abajo junto con él. Estudiar al bosque después de una tormenta puede revelar la caída de varios árboles, claros de luz y material caído (incluyendo epífitas y ramas). Sin embargo, un bosque sano es capaz de recuperarse de los daños causados por la tormenta en cuestión de meses o años. Los "claros de luz" son rápidamente colonizados por árboles del dosel, mientras que la materia caída es descompuesta y reabsorbida de nuevo en el ecosistema.
Tormentas tropicales de una mayor magnitud, como los huracanes (ciclones o tifones), pueden causar un daño sustancial en el bosque lluvioso y la recuperación le podría tomar décadas e incluso siglos. Por ejemplo, en 1880, vientos anormalmente fuertes dañaron grandes extensiones del bosque de Kelantan en la parte noroccidental de la Península de Malasia. Un estudio realizado en la década de los 50, encontró que las especies más comunes de árboles seguían siendo características del bosque secundario y los dipterocarpos—típicos del bosque lluvioso del sudeste asiático—seguían siendo escasos. De igual manera, se espera que la recuperación del bosque de montaña Luquillo (Puerto Rico), después del huracán Hugo (1989), le tome 250 años.
Preguntas de repaso:
- ¿Cuáles son algunas de las causas naturales de la destrucción del bosque lluvioso?
- ¿Cómo podría amenazar el cambio climático a los bosques lluviosos?
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Continúa: Amenazas humanas de deforestación
Excepto donde sea indicado expresamente, todo el contenido de este sitio web ha sido escrito por Rhett A. Butler. Este sitio web ha sido traducido por Genoveva Trejo Macías.
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