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Los bosques lluviosos: Conservando lo que queda
El Bosque Lluvioso Daintree, Australia. (Foto de N. Butler)
ORGANIZACIÓN
Para cubrir adecuadamente las complejas necesidades de conservación de los bosques lluviosos es indispensable balancear los esfuerzos de conservación entre los sectores local, nacional e internacional. La autoridad sobre los bosques y sus recursos debe iniciar a nivel local en las comunidades con los gobiernos municipales supervisando los parques. Las agencias estatales —con la guía y asistencia de instituciones intergubernamentales y organismos no gubernamentales (ONGs)— necesitan formular estrategias amplias de conservación y proporcionar conocimiento referente a la protección y manejo de áreas protegidas. También se requiere la cooperación entre los participantes para fusionar la información científica, económica y social que permita formular un plan general de uso y conservación de los bosques.
Actualmente, muchas oficinas de gobierno responsables de la conservación de la biodiversidad del mundo en desarrollo tienen limitaciones financieras. Además, en una época de creciente democratización, estos organismos enfrentan la presión de la población local que demanda su acceso a grandes porciones de tierras productivas que antes se encontraban en cuantas manos. Para abordar esta problemática financiera y social, otras organizaciones —gobiernos extranjeros, instituciones intergubernamentales, ONGs, y grupos "verdes"— deben dar un paso adelante y proporcionar conocimientos y asistencia financiera. Sin embargo, las oficinas de gobierno no pueden esperar ser rescatadas por completo. Necesitan poner más atención a las necesidades de la gente y establecerse objetivos cuantificables, que puedan ser evaluados de manera habitual. En pocas palabras, estas agencias deben incrementar su productividad y ser más responsables con sus accionistas en su función de empresa pública.
Agencias y Políticas Gubernamentales
Hasta hace poco la mayoría de los gobiernos habían respaldaban una rápida explotación forestal mediante subsidios e incentivos económicos que aceleraban y el proceso y producían ganancias fáciles. Los intereses de la población local eran ignorados, así como las consecuencias ambientales. Estos métodos son económicamente incorrectos ya que no ponderan los costos ambientales de la deforestación, que van desde la erosión del suelo hasta la modificación de los ciclos hidrológicos, sequías e inundaciones y erupción de enfermedades. Por ejemplo, la India estima que pierde el 10% de su ingreso anual debido a la degradación ambiental, principalmente por la erosión producto de la deforestación. Los gobiernos podrían determinar mejor los costos de la deforestación si empiezan a tratar sus bosques como capital natural depreciable en lugar de verlos como un ingreso no renovable.
Algunos gobiernos ahora comienzan a escuchar a los científicos, economistas, defensores de los derechos humanos, pueblos indígenas y ambientalistas y están adoptando posturas en favor del ambiente. Las naciones desarrolladas e industrializadas ven la oportunidad de ayudar a la causa mediante la donación de apoyo financiero y experiencia técnica para iniciar nuevas políticas conservacionistas.
Países desarrollados
Ciertos gobiernos están dispuestos a otorgar préstamos o incluso cancelar las deudas de los países tropicales a cambio de protección ambiental (esencialmente con los programas de canje de deuda). Por ejemplo, el gobierno británico asignó recientemente 150 millones de dólares para la preservación y el desarrollo sustentable de los bosques tropicales alrededor del mundo. Alemania le condonó a Kenia 400 millones de su deuda con el compromiso de que ese país aprobara una legislación ambiental.
A fines de los 90s, Alemania se encontraba al frente de los esfuerzos realizados por las naciones industrializadas para conservar los bosques lluviosos. En 1996, el Canciller Helmut Kohl habló en contra de la pasividad del resto de los países integrantes del Grupo de los Ocho (G-8) con respecto a la creciente deforestación del Amazonas. Alemania es uno de los países industrializados mas progresistas en el sector ambiental. En mayo de 1998, el G-8 anunció que alentaría a los países en desarrollo a proteger sus bosques ofreciendo ayuda a las naciones que hicieran de la conservación de los bosques una prioridad.
En su presupuesto fiscal del año 2001, el presidente Clinton propuso una partida de 150 millones de dólares para ayudar a los países en desarrollo a preservar sus bosques tropicales al tiempo que fortalecía sus economías. Cien millones se destinarían a los programas de conservación (a través de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional —USAID), y 37 millones a los bonos de canje de deuda por naturaleza bajo el Acta de Conservación de Bosques Tropicales.
Las naciones desarrolladas también pueden ofrecer a los países en desarrollo su conocimiento técnico sobre conservación y ayudar en la planificación de nuevas áreas naturales protegidas. La transferencia de tecnología puede beneficiar la preservación de los bosques mediante el mejoramiento de las actividades de manejo y monitoreo de las reservas.
Preguntas de repaso:
- ¿Por qué es necesario reformar las oficinas de gobierno responsables de la conservación de la biodiversidad de los países en desarrollo?
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Continúa: El Papel de los Países en Desarrollo en la Conservación
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