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Los bosques lluviosos: Oportunidades en desaparición
Tala del bosque en Perú. (Foto de R. Butler)
PÉRDIDA DE ESPECIES PARA LA REGENERACIÓN DEL BOSQUE
Un bosque completamente funcional tienen una gran capacidad para regenerarse. La caza exhaustiva de las especies del bosque lluvioso tropical
reduce el número de especies necesarias para la continuidad y regeneración del bosque. Por ejemplo, en África Central, la
pérdida de especies, como gorilas, chimpancés y elefantes, reduce la capacidad de dispersión de las semillas y retarda la recuperación
de los bosques dañados. La pérdida del hábitat en los trópicos también afecta la regeneración de las especies de sitios templados. Las aves migratorias
norteamericanas, importantes dispersores de semillas en sitios templados, disminuyeron de 1-3 por ciento anualmente de 1978-1988.
INCREMENTO DE ENFERMEDADES TROPICALES
La emergencia de enfermedades tropicales y los brotes de algunas nuevas, incluyendo terribles fiebres hemorrágicas como el ébola
y la fiebre de Lassa, son una sutil aunque seria consecuencia de la deforestación. Con un incremento en el número de habitantes del bosque
y explotadores que los orillen a migrar a áreas cada vez más remotas, el hombre encuentra microorganismos "nuevos" con un comportamiento distinto
al conocido. Con la eliminación y la reducción de los hospederos principales de estos patógenos, debido a la perturbación y
degradación del bosque, las enfermedades podrían brotar en los humanos. Estos asesinos microscópicos
podrían provocar algún día la muerte humana masiva, de la misma manera que nosotros la hemos provocado en algunas especies del bosque
lluvioso. Hasta entonces, las poblaciones locales seguirán siendo amenazadas por las enfermedades transmitidas por los mosquitos, como el dengue,
la fiebre del Valle de Rift y la malaria, además de las enfermedades que se adquieren por ingerir agua contaminada, como el cólera.
Muchas enfermedades emergentes y resurgidas están relacionadas directamente con las alteraciones de la tierra, que ponen a los humanos en contacto directo
con los patógenos. Por ejemplo, la malaria y la schistosomiasis aumentaron debido a la creación de
depósitos artificiales de agua, como presas, cultivos de arroz inundado, zanjas de drenaje, canales de irrigación y charcos creados
por las huellas de los tractores. La malaria es un problema particularmente prevalente en áreas deforestadas y degradadas, pero no lo es en zonas forestadas, en donde existen
pocos depósitos de agua estancada que favorecen la reproducción de los mosquitos. Estos depósitos son más abundantes en áreas taladas y en lugares
en donde los tractores dejan huellas sobre la tierra. La malaria es una amenaza importante para los indígenas, quienes no han desarrollado
resistencia en contra de la enfermedad y tampoco tienen acceso a medicamentos que la ataquen. La malaria ha matado al
aproximadamente 20 por ciento de los Yanomani en Brasil y Venezuela. Esta enfermedad—causada por parásitos unicelulares, se transmite con
la saliva de los mosquitos—es una enfermedad especialmente temida debido a su resistencia a los medicamentos. Gracias
a las técnicas pobres de prescripción médica, existen actualmente en el sureste asiático sepas que
resisten a más de 20 medicamentos anti-malaria. El cambio climático global afectará
la distribución de esta enfermedad, que actualmente infecta a alrededor de 270 millones de personas en el mundo y mata de 1-2 millones
al año— 430,000-680,000 niños tan solo en el sub-Sahara africano.
El brote de enfermedades en los trópicos no sólo afecta a la gente de estos países, ya que prácticamente cualquier
enfermedad puede incubarse durante el tiempo suficiente como para poder penetrar en los países desarrollados de las zonas templadas. Por ejemplo,
cualquier doctor de África Central, infectado con el virus del ébola, podría abordar un avión y aterrizar en Londres 10
horas después. El virus se podría extender rápidamente, en especial si es transportado por el aire, dentro de los 8 millones de habitantes de la ciudad. Además,
cada persona que sin saberlo estuvo expuesta en el aeropuerto, podría transportar el patógeno a su país de origen.
De acuerdo al Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Atlanta, el número de muertes provocado por enfermedades infecciosas va en aumento.
Las enfermedades infecciosas son la principal causa de muerte en todo el mundo y la tercer causa más importante en los Estados Unidos.
A pesar de que la tasa de mortalidad de los enfermos de SIDA está disminuyendo en los países ricos, esta enfermedad infecciosa continúa matando a millones de personas alrededor del mundo.
Los demógrafos predicen que algunos países africanos podrían llegar a tener un crecimiento poblacional de cero en una generación, debido en parte al
número de víctimas del SIDA. De acuerdo a la CDC, en 1994, la muerte repentina y misteriosa del 10 por ciento de la gente
menor a 50 años se debió a alguna infeccón no identificada. Es increíbe que Estados Unidos invierta tan solo $42
millones al año en el monitoreo de enfermedades infecciosas, y que gaste $225 millones en el mantenimiento de las orquestas militares
(Crenson 1997). Puede que los tiempos estén cambiando: en el otoño de 1997, el Congreso otorgó fondos para establecer
un sistema de monitoreo mundial para la detección de brotes de enfermedades infecciosas emergentes. Las enfermedades infecciosas han sido una causa
importante de muerte a lo largo de la historia. Por lo menos un tercio de las muertes humanas durante la Primera Guerra Mundial se debieron a
una enfermedad infecciosa: la influenza. En 1919, entre 20 y 100 milliones de personas murieron debido a la gripa—cifra mayor a la de las bajas totales
provodacas por la guerra.
Preguntas de repaso:
- ¿Cómo se relacionan la deforestación y el surgimiento de enfermedades?
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Continúa: Pérdida de recursos renovables, conflicto con la vida silvestre
Excepto donde sea indicado expresamente, todo el contenido de este sitio web ha sido escrito por Rhett A. Butler. Este sitio web ha sido traducido por Genoveva Trejo Macías.
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